martes, 22 de enero de 2013

lunes, 21 de enero de 2013

EL TRABAJO EN EL TERRENO COMO ESTRATEGIA DIDÁCTICA DE LA GEOGRAFÍA

Litoral de Atiquipa
Tradicionalmente se consideraba a la Geografía como la ciencia que trata de la descripción de la Tierra, pero por su constante evolución en el pensamiento geográfico se ha convertido en un «saber pensar el espacio para actuar en el espacio». Por lo tanto, a través de la historia de la humanidad sabemos que cada ser humano, cada equipo tiene su propia percepción geográfica, tanto de su entorno como en el funcionamiento del mismo. Actualmente, la Geografía intenta responder a las preocupaciones ambientales, al ordenamiento territorial y a las necesidades de desarrollo sostenible en todas sus escalas (Bernex, 2002).

Es importante resaltar el papel de la Geografía no sólo en la ciencia sino en la educación misma, porque uno de sus objetivos es formar al hombre como ser autónomo, capaz de decidir por su propia convicción, asumiendo las consecuencias de sus actos, los cuales se desarrollan en un espacio concreto que dependiendo de dichas decisiones, va a ser utilizado racionalmente o no (Rodríguez, 2007).

Los docentes que enseñan geografía deben orientar a los estudiantes a saber leer los distintos paisajes dentro del modelo teórico geosistémico. Entendido el paisaje como el producto de una percepción colectiva del territorio (Izquierdo, 2008). Aunque algunos docentes siguen pensando que las estrategias didácticas más adecuadas para enseñar el área de Historia, Geografía y Economía y dentro de ello, el componente geográfico es repetir la información espacial utilizando ordenadores visuales en el aula y haciendo exponer a los estudiantes del texto de consulta, actividad que no está mal, pero que solo conduce a un aprendizaje poco reflexivo de la realidad.

 Los estudiantes que aprenden así se conforman con evocar toda la nomenclatura geográfica en forma ordenada, como por ejemplo los nombres de ciudades, cuencas hidrográficas, problemas de cambios climáticos, calidad ambiental, calidad de vida, una historia de cabos y golfos, etcétera, confundiendo de esta manera el aprendizaje significativo con la simple información efímera, que atiborra y despierta en el estudiante un rechazo al área de Historia, Geografía y Economía, al no encontrar sentido en su vida lo que le han obligado a aprender. Y si a ello agregamos la cultura del copiar y pegar la información buscada en internet, donde no hay ningún esfuerzo mental de nuestros estudiantes, estamos garantizando un rotundo fracaso educativo. Antes se combatía el aprendizaje memorístico, hoy la memoria es un accesorio, porque solo se copia, se pega y se busca el facilismo. Esta crisis observada en la educación básica redunda en la educación superior y en la actividad profesional.


Equipo de trabajo en el Volcan Ubinas

En contraposición con este enfoque facilitador, se propone como estrategia didáctica el trabajo en el terreno que es un método muy antiguo ya que su origen se remonta a occidente desde los filósofos griegos, los cuales participaban en los conocimientos de sus discípulos en el campo, al aire libre. Por otro lado, en la cultura andina la pachaquigua (Geografía) era practicada por la comunidad donde «todo tiene que ver con todo y no hay nada ni nadie aislado, separado» de ahí surgían las ideas, las acciones y las obras (Araoz, 1991; Hurtado, 2005). Esta relación mutua se caracterizaba por la reciprocidad, el equilibrio y en el mundo dinámico, siempre recreado y novedoso (Grillo, 1994).

Desde que nacemos somos geógrafos, porque hay un diálogo entre el hombre y su espacio, por reconocer sus diferentes elementos, localizarlos, ordenarlos en las distintas edades. Hay una topofilia entre las personas y el lugar o ambiente circundante (Yi-Fu Tuan, 2007). Estos saberes previos que ya poseen los estudiantes, deben ser reforzados por los docentes logrando que la Geografía sea un componente importante en su desarrollo.

El trabajo en el terreno pone al estudiante en contacto con su entorno, haciéndolo partícipe de los atributos, impactos y problemas, los que deben ser solucionados a través de las propuestas viables.

La historia de un pueblo es inseparable del territorio que habita. El hombre ha sido y es el discípulo fiel del terreno; el estudio de ese terreno contribuirá, por tanto, a ilustrarnos sobre el carácter, las costumbres y las tendencias de sus habitantes (Vidal de la Blache cit. Gómez et,al, 1994).


El trabajo en el terreno es un recurso didáctico de primer orden que se debe  utilizar desde itinerarios para elaborar el plano urbano, hasta el análisis de los impactos producidos en el espacio geográfico; así como establecer la diferencia de paisajes y la mayor o menor antropización que se ha experimentado en los últimos años (García, 2006).

Trabajo de campo en el litoral de Tanaca

Es interesante que los estudiantes puedan trabajar en el terreno lo que han aprendido en el aula; para ello se tienen que formar equipos de trabajo sin exceder su capacidad en un determinado espacio geográfico, si queremos que sea didáctica esta actividad, cuando se realicen las explicaciones, todos participen y logren un aprendizaje significativo.

En conclusión, una buena enseñanza de la Geografía con contacto vivo y directo con los hechos y problemas geográficos nos permite conocer y comprender el mundo en que vivimos, sobre todo en lo que se refiere a su estructura espacial y a los fenómenos que han dado lugar a la configuración territorial (Sánchez, 1996).

BIBLIOGRAFÍA
ARAOZ, Raúl. Modelo académico vivo. Federación de docentes de la Universidad Técnica de Oruro, 1991.

BERNEX, Nicole. «La Geografía peruana o la larga Historia de una ciencia fundamental y marginada» en: Enciclopedia temática del Perú: Ecogeografía. Tomo I. Editorial Milla Batres, Lima, 2002. Págs. 123-179.

GARCÍA, Eugenio. «La excursión geográfica como recurso para la enseñanza-aprendizaje en tercero de la ESO. De la comarca Ribera Alta de Valencia a la Marina Alta de Alicante» en: Cultura Geográfica y Educación Ciudadana. Ed. Grupo de Didáctica de la Geografía. Murcia 2006. Págs. 691-703.

GÓMEZ, Josefina et.al. El pensamiento geográfico, estudio interpretativo y antología de textos (de Humboldt a las tendencias radicales). Alianza Editorial, S.A., Madrid, 1994.

GRILLO, E. «El paisaje en las culturas Andina y Occidental Moderna» en: Crianza Andina de la chacra. Editado por PRATEC. Lima, 1994. Págs. 9-46.

HURTADO, Ciro. Geografía del Tahuantinsuyo y su trascendencia. Juan Gutemberg editores, Lima 2005.

IZQUIERDO, José. Energía eólica y territorio. Universidad de Sevilla, 2008.

MALLART, Lluis y Casamajor. Viaje y Geografía. La preparación de un viaje de estudio. Editorial Oikos-tau, Barcelona, 1997.

RODRÍGUEZ, Liliana. Una geografía escolar (in)visible. Desarrollo del pensamiento espacial desde la construcción de conceptos geográficos. Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Bogotá, 2007.

SÁNCHEZ, Antonio. «El trabajo de campo y las excursiones» en: Enseñar Geografía de la teoría a la práctica. Ed. Síntesis, Madrid, 1996. Págs. 159-184.

YI-FU TUAN. Topofilia. Un estudio de las percepciones, actitudes y valores sobre el entorno. Editorial Melusina, España, 2007.